Google

domingo, 2 de diciembre de 2007

El Bosque Helado

Las gotas del rocío muerto se posaron sobre las hierbas del bosque blanco, desde hacía tiempo
helado. El verde de la hierba era un cuento contado por la brisa, desde hacia décadas que no
salía el sol. El frío hacía imposible la vida en aquel paraje desolador que hasta al más
ilustre fuego habría helado. Pero más allá de las plantas, los frutos y la vida, lo que realmente
se congelaba era el orgullo, el arte y el tiempo. ¿Cómo distinguir los días de las noches si
lo nublado tapaba el flamante sol?; ¿Cómo apreciar el pasar de la tarde, si la espesura de las
nubes desorientaba la orbita de cualquier astro?
Las nubes parecían bloques de hielo en vez de esponjosas masas llenas de agua. Ya no era
algodón, si no un amenazante iceberg. Ya no se tenía ese brillo en los ojos a la hora de
pasar a través del valle del aire. En vez de aire, afilados picos de agua helada atravesaban
la garganta de cualquier transeúnte, humano o no, que intentase cruzar el desierto blanco.
La nieve no dejaba huellas, dejaba tumbas. La muerte allí era horrible, aunque rápida;
era deshonra de aquellas tierras el morir congelado, debido a la creencia de las gentes
de que si de la tierra vienes, a la tierra has de llegar. Morir helado, era pues dejar
atrapada tu alma en una estatua de tu propio cuerpo, el que una vez se halló altivo.
La nieve cavaba tu propia tumba; ya que si caías en un pozo cavado por las trampas de la propia naturaleza, tu tumba ya estaba echa, y si morías por mezcla de cansancio,
desesperación y frío, se encargarían de dejar tu cuerpo bien tapado la nieve y el viento.

1 comentario:

Larheim dijo...

Dios el Bosque Helado, cuantas veces me lo he leído ya jajaja...este me gusta mucho también...pon también ese que habla sobre un guerrero que lucha contra un dragón o algo así pero que uno de ellos esta muerto no? es que no me acuerdo mucho jeje